El Imperio Caucásico de Messi Jr

Rezo para que este juego tenga versión completa en el futuro

0/10 solo por el error ortografico en "Guardía"

lowkey el juego va duro todavia no me he pasado la demo pero con ganas de la versión completa

El Imperio Caucásico es una anomalía encantadora dentro del panorama de los juegos independientes; un delirio cuidadosamente estructurado que, lejos de esconder sus orígenes humildes en RPG Maker, hace de ellos una virtud estética y narrativa. Desarrollado a lo largo de siete años hasta hoy por un dúo de autores cuya complicidad creativa se adivina en cada escena, el juego se presenta como una mezcla inverosímil entre sátira, comedia absurda y homenaje afectuoso a los reinos oníricos de sagas como Persona, aunque revestido de una identidad propia y descaradamente irreverente.

Desde los primeros compases, la obra establece sus reglas del juego: la lógica queda suspendida, la coherencia narrativa se somete al capricho de lo surreal, y los códigos habituales del RPG son distorsionados con una precisión que delata no la improvisación sino el dominio lúdico de sus formas. El protagonista, insólitamente llamado Messi Jr, no se define tanto por un trasfondo psicológico como por su capacidad de transitar con naturalidad entre lo épico, lo banal y lo absolutamente inexplicable. Su viaje no es tanto una línea argumental como una espiral de encuentros y paisajes mentales donde cada personaje parece más interesado en deconstruir el mundo que habitarlo.

Las batallas, estructuradas bajo el paradigma clásico del combate por turnos, se inscriben en una lógica fluctuante; el jugador se enfrenta a enemigos que van desde los no caucásicos hasta criaturas que desafían la lógica no caucásica, y cada enfrentamiento se transforma en una tan sublime performance, donde el absurdo y la estrategia conviven en un equilibrio frágil pero extremadamente caucásico. A la manera de los juegos que inspiraron su reino onírico, El Imperio Caucásico construye espacios simbólicos donde lo real se ve transfigurado por el inconsciente colectivo de sus habitantes; sin embargo, a diferencia de sus referentes japoneses, aquí no hay redención ni grandes revelaciones, sino una aceptación irónica del sinsentido como única forma de verdad.

Visualmente, el juego asume sin complejos la estética rudimentaria del motor que lo anima; sus gráficos sencillos no buscan el impacto visual sino la evocación de una infancia digital, de una era donde la imaginación debía completar lo que la técnica no alcanzaba. Esta economía visual, lejos de empobrecer la experiencia, permite que el tono absurdo y la narrativa fragmentaria respiren con libertad. La música y ambientación sonora, por su parte, oscila entre lo atmosférico y lo hilarante, alternando pasajes de tensión fingida y sobre-tu confía y pruébalo. Confía.

I... I don't speak Spanish...